sábado, 4 de diciembre de 2010

BICENTENARIO DE 2010

El Bicentenario de Chile tuvo lugar el 18 de septiembre de 2010. Su celebración conmemoró los 200 años del inicio del proceso de independencia de Chile, con la Primera Junta Nacional de Gobierno el 18 de septiembre de 1810, que luego de casi ocho años, acabaría transformando a Chile en un país libre e independiente. La celebración correspondió a diversas actividades y planes nacionales que se fueron preparando con varios años de anticipación.

SIGLO XX 2010

TERREMOTO EN CHILE


El terremoto de Chile de 2010 fue un sismo ocurrido a las 03:34:17 hora local (UTC-3), del sábado 27 de febrero de 2010, que alcanzó una magnitud de 8,8 MW. El epicentro se ubicó en el Mar Chileno, frente a las localidades de Curanipe y Cobquecura, cerca de 150 kilómetros al noroeste de Concepción y a 63 kilómetros al suroeste de Cauquenes, y a 47,4 kilómetros de profundidad bajo la corteza terrestre. El sismo tuvo una duración de cerca de 2 minutos 45 segundos, al menos en Santiago. Fue percibido en gran parte del Cono Sur con diversas intensidades, desde Ica en Perú por el norte hasta Buenos Aires y São Paulo por el oriente.

Las zonas más afectadas por el terremoto fueron las regiones chilenas de Valparaíso, Metropolitana de Santiago, O'Higgins, Maule, Biobío y La Araucanía, que acumulan más de 13 millones de habitantes, cerca del 80% de la población del país. En las regiones del Maule y el Biobío, el terremoto alcanzó una intensidad de IX en la escala de Mercalli, arrasando con gran parte de las ciudades como Constitución, Concepción, Cobquecura y el puerto de Talcahuano. En las regiones de La Araucanía, O’Higgins y Metropolitana, el sismo alcanzó una intensidad de VIII provocando importante destrucción en la capital, Santiago de Chile, en Rancagua y en las localidades rurales. Las víctimas fatales llegaron a un total de 521 fallecidos. Cerca de 500 mil viviendas están con daño severo y se estiman un total de 2 millones de damnificados, en la peor tragedia natural vivida en Chile desde 1960. La presidenta Michelle Bachelet declaró “estado de excepción constitucional de catástrofe” en las regiones del Maule y Biobío.

Geología

El terremoto ocurrió en el borde convergente entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana. En la región en que tuvo lugar el terremoto las placas convergen a un ritmo de unos 68 mm/año. El terremoto estuvo caracterizado por un mecanismo focal de falla inversa causado por la subducción de la placa de Nazca por debajo de la Sudamericana.

Las costas de Chile tienen una historia de grandes terremotos originados por esta frontera de placas, como el terremoto de Valdivia de 1960, el más fuerte de la historia entre los registrados mediante sismógrafos, llegando a una magnitud de 9,5 en la escala sismológica de magnitud de momento (conocida erróneamente como escala de Richter). Se estima que la zona de falla que se desplazó en este terremoto tenía una longitud de 640 km de largo, y se encontraba inmediatamente al norte del segmento de 960 km que dio origen al terremoto de 1960.

La zona afectada, entre las ciudades de Constitución y Concepción (aproximadamente entre los 35° y los 37° de latitud Sur), había sido considerada por los expertos como un sector de alta probabilidad de ocurrencia de un sismo de gran magnitud. La zona era considerada una “laguna sísmica” debido a la ausencia de un terremoto importante desde 1835, aun cuando la frecuencia de éstos es cercana a los 60 años; en sectores aledaños, en tanto, la energía acumulada por la subducción de las placas ya había sido liberada por el norte con el terremoto de Santiago de 1985 y por el sur con el de Valdivia de 1960. La “laguna sísmica” generada en la costa del centro-sur de Chile era similar a la situación del extremo norte de Chile y el “gran terremoto” esperado en dicha zona por décadas.


Sismo principal

A las 03:34:12 hora local (UTC-3) se produjo el violento sismo. Según el Servicio Sismológico de Chile, el hipocentro se ubicó a 47,4 km de profundidad bajo el océano Pacífico, en el punto 36°12′28″S 72°57′46″O / -36.20778, -72.96278, ubicado a 12,5 kilómetros de la costa chilena y a 17 kilómetros de la localidad de Cobquecura, en la provincia de Ñuble de la VIII Región del Biobío; la magnitud fue estimada en 8,3 según la escala sismológica de magnitud de momento. En tanto, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) estimó que el sismo se originó en una localidad un poco más al norte, ubicada en 35°50′46″S 72°43′08″O / -35.84611, -72.71889, a 8 kilómetros al poniente de Curanipe, en la provincia de Cauquenes, VII Región del Maule, con una magnitud de 8,8 en la escala de magnitud de momento. La USGS determinó que el hipocentro se ubicó a 35 kilómetros de profundidad.

Réplicas

Casi inmediatamente después del terremoto, comenzaron a sucederse réplicas de distintas intensidades localizadas en territorio chileno. En las 24 horas siguientes, ya se habían producido más de un centenar de estas réplicas, algunas de ellas de gran intensidad, siendo la más fuerte una ocurrida a menos de dos horas del suceso principal y que alcanzó una magnitud de 6,9 grados. Otra de las réplicas más destacables fue la ocurrida a las 8:25 hora local del domingo 28 que tuvo su epicentro en la costa de la VI Región de O'Higgins y que se dejó sentir desde Valparaíso hasta Concepción, alcanzando los 6,2 grados de magnitud. Como consecuencia de estas réplicas, muchas de las casas que habían quedado dañadas por el terremoto principal colapsaron definitivamente. Una nueva réplica de magnitud superior a 6, ocurrida el día 3 de marzo, generó conmoción en la población en conjunto con una falsa alerta de tsunami; a esa fecha, ya se llevaban contabilizadas 203 réplicas que superaban los 4,9 grados de magnitud.









viernes, 3 de diciembre de 2010

El mundo posterior a la Segunda Guerra

Mundial (1945-1973)

Las superpotencias y el equilibrio

del terror: la Guerra Fría

Sobre las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, se definió un nuevo orden mundial en que las viejas potencias europeas, muy dañadas, incluso las victoriosas, tuvieron que renunciar al mantenimiento de sus vastos imperios en los que se impuso la descolonización, lo que aumentó el número de actores políticos mundiales

desde una cincuentena hasta aproximadamente doscientos, en menos de medio siglo.

Sin embargo, este proceso no significó que los nuevos países adquirieran una independencia real, pudiéndose hablar de un neocolonialismo; y una alineación general en dos bloques liderados cada uno por una superpotencia. Tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética habían superado la guerra en condiciones de disputarse la supremacía mundial; carrera en la que los Estados Unidos partía con una clara ventaja.

Su enfrentamiento no sólo se debía a cuestiones de equilibrio interna

cional, sino a sus opuestas estructuras económicas, sociales y políticas, y a su divergente ideología y propaganda: Estados Unidos identificado con el liberalismo político y económico, que se autodefinía como líder del mundo libre y campeón de la democracia; mientras que la Unión Soviética era presentada como la alternativa totalitaria comunista (estalinismo, Pacto de Varsovia, Kominform, KGB), agresiva y expansionista, que imponía regímenes de partido único sometidos al centralismo democrático y un rígido sistema económico negador de la libertad económica. La Unión soviética, por su parte, se exhibía como el socialismo realmente existente caracterizado por la colectivización y la planificación estatal, propiciadora de la extensión revolucionaria de las democracias populares que superarían a través de la colaboración y el internacionalismo proletario la sumisión a las viejas potencias o a la nueva encarnación del imperialismo: los Estados Unidos, presentado como una entidad militarista, racista y opresora (macarthismo, discriminación racial), y proyectada al exterior por oscuras instituciones (la OTAN, la CIA, la trilateral


El fin de la Guerra Fría (1973-1989)

Después de la Crisis de los Misiles de 1962, que había puesto a la humanidad al borde de la Tercera Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética buscaron formas más conciliadoras de manejar la política mundial, incluyendo el famoso teléfono rojo. El resultado fue la llamada distensión. Henry Kissinger, secretario de estado del Presidente Richard Nixon inició diversas maniobras de intervención sin utilización directa del ejército estadounidense para contrarrestar la influencia soviética con una reorientación de su política internacional en un sentido pragmático; destacadamente el patrocinio de las dictaduras militares en América Latina y el acercamiento a la China comunista de Mao Tsé Tung (diplomacia del ping-pong). Se puso fin a la Guerra de Vietnam (la guerra odiada por su propia juventud) en lo que supuso la aceptación de una verdadera derrota militar (firma de los Acuerdos de alto el fuego de París de 1973). La distensión hacia la Unión Soviética, cuya vertiente bilateral consistió en lentas negociaciones de desarme nuclear, de colaboración en el espacio y de incentivación de los intercambios comerciales (la alimentación soviética pasó a depender en buena medida de los excedentes cerealistas estadounidenses); incluyó una iniciativa multirateral: la conferencia de Helsinki (1973-1975), que por un lado confirmaba las fronteras y esferas de influencia surgidas de Yalta, pero que con el tiempo demostró ser un eficaz disolvente interno del bloque soviético, pues otro de sus pilares era el respeto a los derechos humanos, lo que significó la visibilización internacional de los disidentes (el más conocido, Aleksandr Solzhenitsyn, premio nobel de literatura en 1970, había sido deportado en 1974 y publicó entre 1973 y 1978 las tres partes de su obra de denuncia Archipiélago Gulag). Por la misma época, los partidos comunistas de Europa Occidental se fueron distanciaron de la anterior dependencia de la Unión Soviética, en lo que se denominó eurocomunismo.

Tamaño de fuente Descolonización

El nacionalismo, surgido en la Europa del siglo XIX e impuesto como principio de nacionalidad, una de las principales inspiraciones de las relaciones internacionales a partir de los catorce puntos de Wilson, se contagió al resto del mundo: a lo largo de los vastos imperios coloniales, más de un centenar de comunidades étnicas tradicionales o meros agregados coyunturales resultado del trazado artificial de fronteras coloniales fueron identificadas como naciones por concienciadas élites autóctonas que empezaron a buscar activamente la independencia.



Crisis de 1929 y Estado del bienestar



Como una reacción a los cambios económicos y políticos en torno a la Primera Guerra Mundial, se sentaron las bases del estado del bienestar. Durante el siglo XIX, el liberalismo económico había concebido al Estado como un mero garante del orden público, sin legitimidad para intervenir en la actividad económica de la nación (estado mínimo). Sin embargo, de manera progresiva, el Estado había tenido que intervenir en la regulación de las condiciones de trabajo, a través de las leyes sociales, creando el moderno Derecho del Trabajo, como una manera de responder a los apremiantes problemas derivados del industrialismo y desactivar la bomba de tiempo que representaban las aspiraciones del movimiento obrero.

Sin embargo, fue después de la Primera Guerra Mundial cuando se produjo el cambio teórico fundamental. El economista John Maynard Keynes observó que la oferta económica es reflejo de la demanda (no al revés, como planteaba clásicamente la ley de Say), y por ende, la manera de levantar una economía deprimida (fase baja del ciclo económico cuya misma existencia era discutida por los teóricos del libre mercado) era subsidiando la demanda a través de una fuerte intervención estatal. Consciente de las consecuencias negativas de las cláusulas económicas del Tratado de Versalles, había predicho que los pagos a que se obligaba a Alemania, junto con el endeudamiento (tanto de ésta como de las potencias vencedoras) con Estados Unidos, provocaría un desorden financiero internacional con consecuencias funestas. No obstante, los años veinte fueron los felices veinte, propicios a la especulación, la compra a crédito y el consumismo, al menos en Estados Unidos (un pollo en cada cazuela y dos coches en cada garaje, era el slogan electoral de Herbert Hoover), que sólo parecía deslucirse por la ley seca y el gansterismo. La crisis de posguerra, fruto de la desmovilización, no tuvo consecuencias muy graves en las economías, a excepción de la alemana, sometida a una terrible hiperinflación. Los consejos de Keynes fueron desoidos, y no se acogieron por parte de los gobiernos hasta después de que la Gran Depresió posterior al crack de 1929 (momento en que estalló la burbuja de especulación financiera) literalmente arrasó el mercado de valores, y tras él el sistema productivo y el mercado laboral generando un pavoroso paro masivo. El recurso generalizado al proteccionismo deprimió aún más el comercio internacional y acentuó la depresión económica.


Segunda Guerra Mundial


Garantizada la colaboración de Stalin por el Pacto Germano-Soviético, Hitler se decidió (1 de septiembre de 1939) a la incorporación de una de sus reivindicaciones expansionistas más delicadas: el pasillo de Danzig, que implicaba la invasión de la mitad occidental de Polonia (la mitad oriental, junto con Estonia, Letonia y Lituania fue ocupada por la Unión Soviética). Inglaterra y Francia declararon la guerra, que esperaban como una repetición de la guerra de trincheras para la que habían tomado toda clase de precauciones que demostraron ser del todo inútiles. Las maniobras espectaculares de la blitzkrieg (guerra relámpago) proporcionaron en pocos meses a Alemania el control de Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica y la propia Francia, mientras el ejército británico escapaba in extremis desde las playas de Dunkerque. Prácticamente todo el continente europeo estaba ocupado por el ejército alemán o por sus aliados, entre los que destacaba la Italia fascista, cuya aportación militar no fue muy significativa.

La batalla de Inglaterra, la primera completamente aérea de la historia, mantuvo durante el periodo siguiente la presión sobre el nuevo gobierno de Winston Churchill, decidido a la resistencia y que finalmente venció, entre otras cosas gracias a una innovación tecnológica (el RADAR) y al decisivo apoyo estadounidense, que negoció en varias entrevistas con Roosevelt (Carta del Atlántico, 14 de agosto de 1941).


En 1941 la necesidad estratégica de ocupar los campos petrolíferos del Cáucaso llevaron a la invasión alemana de la Unión Soviética (operación Barbarroja), inicialmente exitosa, pero que se estancó en los sitios de Leningrado y Stalingrado. Al mismo tiempo, los japoneses atacaron Pearl Harbor (7 de diciembre de 1941), provocando la entrada de Estados Unidos en la guerra. En el norte de África, la batalla de El Alamein (1942) frenó el avance alemán desde Libia hacia Egipto.


El periodo final de la guerra se caracterizó por las complejas operaciones necesarias para los desembarcos aliados en Europa (Sicilia, septiembre de 1943, Anzio, enero de 1944, Normandía, junio de 1944) y el hundimiento del frente oriental en el que se dieron las más masivas operaciones de tanques de la historia (Batalla de Projorovka, julio de 1943), mientras en el frente occidental los alemanes experimentaban armas tecnológicamente muy desarrolladas, y soportaban bombardeos destructivos sobre sus ciudades a una escala nunca antes vista (Bombardeo de Dresde, febrero de 1945).

Muertes de la segunda guerra mundial