jueves, 2 de diciembre de 2010

El arte del siglo XX

En este siglo se ha producido un cambio radical en las artes y en la arquitectura. Este arte se llama arte de vanguardia y se caracteriza por romper con la tradición.
La arquitectura se basa en la utilización de nuevos materiales y de nuevas tecnologías.






Los movimientos culturales fueron dos:

a) El Humanismo: que afirma la dignidad y valor del individuo para el desarrollo y crecimiento de las sociedades y de los países. La razón en el único medio que tiene el ser humano para llegar a la verdad de la cosas. También se cuestionó todas las ideas medievales.

b) Renacimiento: fue una renovación del arte y la cultura en todos sus aspectos, haciendo una regresión hacia el arte clásico, para exaltarlo, copiarlo y mejorarlo. Fue como un redescubrimiento de todo el arte greco-latino. Naciò como un gran amor por todo lo griego, y se le agregó luz, color, vida logrando bellas obras de arte que hasta nuestros días siguen sorprendiendo. Durò unos 130 años y nació en Italia.







Revolución industrial

La revolución industrial es la segunda de las transformaciones productivas verdaderamente decisivas que ha sufrido la humanidad, siendo la primera la revolución neolítica que transformó la humanidad paleolítica cazadora y recolectora en el mundo de aldeas agrícolas y tribus ganaderas que caracterizó desde entonces los siguientes milenios de prehistoria e historia.

La transformación de la sociedad preindustrial agropecuaria y rural en una sociedad industrial y urbana se inició propiamente con una nueva y decisiva transformación del mundo agrario, la llamada revolución agrícola que aumentó de forma importante los bajísimos rendimientos propios de la agricultura tradicional gracias a mejoras técnicas como la rotación de cultivos, la introducción de abonos y nuevos productos (especialmente la introducción en Europa de dos plantas americanas: el maíz y la patata)

La paz armada

El fin de la Guerra Franco-Prusiana en 1871, inició una realineación de las fuerzas políticas en Europa. Inglaterra y Francia, enemigos desde la época napoleónica y rivales en la carrera colonial, habían unido fuerzas, en particular desde el final de la Guerra de Crimea en 1856, para sostener al Imperio otomano e impedir la salida de Rusia al Mar Mediterráneo. P

ara contrarrestar esto y evitar el revanchismo francés, Otto von Bismarck, el Canciller de Alemania, tendió lazos con el Imperio austrohúngaro, al que había derrotado en 1866. Cuando Italia se incluyó en el sistema en 1881, nació la llamada Triple Alianza. Bismarck consiguió que el juego de alianzas basadas en la diplomacia secreta, junto con la frecuente convocatoria de congresos internacionales y todo tipo de contactos, imposibilitara un acercamiento de las potencias occidentales a Rusia, con el riesgo para Alemania de una guerra en dos frentes. Este denominado sistema Bismark se rompió a finales de siglo, tras perder el canciller la confianza del nuevo emperador, Guillermo II, partidario de acciones más enérgicas en política exterior, incluso a riesgo de provocar el recelo de Inglaterra, cuya superioridad naval comenzó a desafiar. La Triple Entente entre Francia, Inglaterra y Rusia se estableció desde 1904 y 1907. Así se habían configurado en lo esencial los dos bloques que en pocos años se enfrentarían en la Primera Guerra Mundial.

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